Dice la presidente del Parlamento Catalán, la Sra., o lo que sea, Gispert, que las palabras del ministro de Defensa ("Los Ejércitos anteponen «calladamente» el cumplimiento de su deber
constitucional a cualquier anhelo o interés particular de sus miembros,
sin caer en «absurdas provocaciones») son una provocación.
Idioteces de este calibre las sufrimos, por desgracia, a diario en boca de de los que recogen las nueces y de la peña de Juan Tarado y similares.
Son expertos en retorcer el lenguaje para buscar una brizna de ofensa a la que agarrarse, detectando nítidamente la paja en el ojo ajeno, sin apercibirse de la viga en el propio.
Y es que hablando de provocar, son expertos.
Fíjense en lo que hicieron el 25 de diciembre pasado, día de la investidura del lacayo de ERC como president:
El artículo 8 de la Constitución es meridianamente claro. Lástima que Maricomplejines, a pesar de la mayoría absoluta, lo tenga aparcado igual que el 155.
¿Y por qué saltan tan ofendidos y molestos por la sóla mención del Ejército? Muy sencillo. Se acuerdan de que el president que declaró la independencia, traicionando la Constitución de la II República, Lluis Companys, miembro de ERC, murió fusilado por traidor después de haber sido capturado en Francia tras huir de Cataluña como una rata abandonando al pueblo a su suerte. Y los del PNV se entregaron a Franco al oir los primeros tiros en Cantabria...
Afortunadamente son otros tiempos, pero el pánico no se lo pueden quitar de encima. Los genuinos traidores y cobardes son así.
1 comentario:
Si se aplicara la ley vigente se acabaría el nazionalismo en dos segundos.
Solo hay que meter en la cárcel a los chorizos y obligarles a que devuelvan lo robado.
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