Siempre nos han educado en el respeto y en la fuerza de la ley, no en la ley de la fuerza.
Lo de los taxistas, como los del 15-M, los de astilleros antaño, los separatistas, proetarras, etc... son ejemplos flagrantes de la impunidad con la que actúan determinadas masas con la colaboración, en forma de inacción, de las autoridades; en muchos casos por cobardía o interés electoral.
Los desaparecidos Sänchez, presidente y Ábalos, ministro del ramo están permitiendo que Podemos siembre las calles de un ambiente de barbarie.
Preguntados con qué derecho se saltan las leyes e impiden la libre circulación de los ciudadanos, contestan:
"Si Puigdemón, Torra, Colau y tantos otros políticos se saltan las leyes y no les pasa nada, ¿Por qué no nos las vamos a saltar nosotros?"
Y no les falta razón; ahí está el verdadero peligro... en sustituir la Fuerza de la Ley por la ley de la fuerza.